LA GALLA ( a mi hermano Roberto)

Gorrión era el menor de los hermanos.  Una vecina que lo vio recién nacido exclamó: qué pequeñito !!! Parece un gorrioncito !!! Y de ahí le quedó el apodo.  A los siete años, Gorrión tenía una simpatía y belleza arrolladora.  Una cabeza llena de rulos y dos enormes luceros asomaban entre largas y arqueadas pestañas.  Era bellísimo. Por ser el más pequeño de la familia era el mimado de todos. Su espíritu inquieto y travieso había convertido la casa en un zoológico.  Cuanto bicho encontraba, lo llevaba a la casa.  En una cajita tenía gusanos de seda que alimentaba con hojas de mora.  Tenía peces, gato, escarabajos, vaquita de la suerte, bichos bolita, lombrices, langostas...
Pero un día, Gorrión apareció con una gallinita.
- De dónde sacaste ese pollo? ( preguntó la madre)
- Estaba caminando por la vereda.
- No puede ser.  De dónde lo sacaste?
- Estaba solito en la vereda!
Apresuradamente la madre tomó al pequeño pollo y salió a la calle a preguntar a quién pertenecía.  De nadie era.  En plena ciudad, nadie tiene gallinero, ni fondo para criar aves.  Ningún vecino sabía.
Desorientada, la madre volvió a entrar con el animalito.
- No lo vayas a cocinar ! pidió casi llorando el pequeño.
- Claro que no.  Es muy chiquito.  No sirve ni para caldo... pero mientras esté aquí es tu responsabilidad.  Que no ensucie ni moleste.  Ya aparecerá el dueño.
Gorrión se ocupó de ponerle un tarrito con agua y algunos pedacitos de comida extraídos furtivamente de la heladera. (después le compraría maíz). Pasaron los días...
- Y esta galla? preguntó una visita.  Le contaron la historia y sin querer la gallinita quedó bautizada. "la Galla! ésta tenía una inteligencia admirable.  Parecía comprender cada indicación.  A todos les caía simpática y pronto se convirtió en amiga del gato.  El blanco felino tenía permitida la entrada a cualquier lugar de la casa, no así la Galla que debía permanecer en el patio donde varias macetas marcaban el territorio.
Una tarde, en la que Gorrión quería darle de comer, la Galla no aparecía.
- Dónde está mi Galla? Vos tenés que saber...
- No hijito, no se.  No llores! Si no se fugó, ya la encontraremos.
El pequeño niño, casi con desesperación buscó entre las macetas, atrás de la pileta del lavadero, en el canasto de la ropa sucia, en todos los rincones de la cocina y hasta en el recipiente de la basura. Galla...Galla!!!
Gorrión desconfiaba de la madre. - La cocinaste?  Aprovechaste que yo estaba en el colegio y la mataste! ?
No había manera de serenarlo.  Se negó a tomar la merienda y salió a la vereda con la esperanza de hallarla.  Preguntó a los amigos que se unieron a la búsqueda. Preguntó al policía de la esquina:
- Señor, usted no vio una gallinita pinina, así, de ojos colorados, media jaspiada con patas amarillas? El policía soltó una carcajada que molestó mucho al niño que lo miró desafiante con aquellos grandes ojos negros.
- No hijo, no, no la he visto.  Te prometo que me ocuparé de buscarla por el barrio por si anda perdida.
Gorrión volvió a entrar a la casa fastidiado.  Durante la cena, cada uno opinaba sobre el supuesto paradero de la Galla.
- Alguien dejó la puerta abierta al salir, y al verla sola se la llevaron ( opinó el papá)  Acaso no te pasó lo mismo? No la encontraste sola en la vereda? Del cielo no cayó, salió de alguna casa. Ahora hizo lo mismo.  Se fue a pasear.
Gorrión desconfiaba de todos.  No se podía consolar.  Era su mascota preferida.  Esa noche le rezaría a Dios para que aparezca.
- Se lavan los dientes y a la cama...
Los chicos se acostaron.  La mamá limpió la cocina y luego se sentó a tomar unos mates con el marido.  Ellos estaban tristes por el pequeño que no tenía consuelo.  Después de intercambiar ideas decidieron acostarse.  De pronto los chicos se sobresaltaron con las carcajadas de los padres. En el centro de la cama había un huevo.
La Galla dejó un huevo ! dijo el hermano mayor alborotando al resto.  Todos alrededor de la cama miraban el huevo, pero nadie se percató, que sentada arriba de la radio, reinaba la Galla.
Estaba allí, en el dormitorio principal de la casa, sentada sobre la vieja radio de madera.
La madre guardó el huevo y Gorrión besaba a la Galla recuperada, mientras la llevaba a su lugar en el patio.
Al día siguiente, el pequeño niño hizo un carrito con sus respectivas ruedas, reciclando un viejo juguete y le puso una piola que encontró entre las herramientas del padre.  Sentó a la Galla en el centro del carrito y la llevó a pasear por el barrio.  Algunos transeúntes pensaban que era una gallinita de plástico porque no se movía para nada.  Después cuando se acercaban y comprobaban que era un animal vivo, se extrañaban de su inmovilidad. La Galla, tiesa como estatua se dejaba llevar en el improvisado vehículo a la velocidad que aguantaban las destartaladas rueditas.
Así fue que Gorrión se hizo famoso por su gallinita y ésta también adquirió notoriedad porque todos los días, subía a la cama matrimonial y depositaba su huevito, pequeño, tibio, sin galladura.
Por supuesto que la Galla, ahora tenía permiso de andar por toda la casa. (nobleza obliga)
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Mi foto
Nació en Rosario donde cursa estudios universitarios en Letras. Radicada en la Capital Federal estudia con Raota fotografía y laboratorio; con Perla Cordini, escultura y cerámica; con B.Jesiot, R.Insaurralde,Marcos Borio, Miguel A. Bengochea,pintura. Realiza cursos de Arte con el crítico F.Fevré y figura en diversos Libros relacionados con las Artes Plásticas. Ha realizado 12 exposiciones individuales y obtenido premios y distinciones nacionales y extranjeras.En marzo 2012 aparecerá su nuevo libro " Transitando Recuerdos" ediciones Del Dragón.