In memoria di mia nona Filomena.
(reservados todos los derechos)
***
El castillo Herberstein recién remodelado, lucía aquella noche el esplendor de las mejores galas vienesas. Lo más selecto de la sociedad estaba en Estiria.
Los padres de Juliska, enamorados de los paisajes montañosos que cambiaban su fisonomía con cada estación, eran visitantes habitué de aquella zona. No pertenecían a la nobleza, pero tenían una destacada posición social y como buenos austrohúngaros adinerados, se relacionaban con personalidades de la corte, hacienndo amistades en los diversos países que visitaban.
Así fue que aquella noche, el castillo Herberstein, sería testigo de un encuentro que es motivo de esta historia.
Alta, espigada, de hermosos ojos color violeta y rubios cabellos ensortijados, los dieciocho años de Juliska deslumbraron a los apuestos jóvenes del salón. Pero solo Leopold sería el elegido. Ambos sintieron al mirarse, que serían el uno para el otro.
Ella húngara, nacida en Budapest, hablaba varios idiomas y vivía con su familia en la capital de su país. Leopold, austríaco de veinticuatro años, pertenecía a la nobleza y tenía como ella una vasta cultura. Vivía en Müzzushag, cerca de Viena.
Después de las presentaciones, vino el baile, el galanteo, los sonrojos...hablaron mucho, rieron como niños caminando por los jardines y supieron que se amarían siempre. El primer amor. El de los besos tiernos con la boca cerrada y los ojos entornados. Como en los cuentos, se casaron después de un corto noviazgo. Juliska se instaló en la magnífica residencia de su consorte donde vivió con sus suegros y cuñados. Cuando nació Alexa, la felicidad era total, pero, el destino, por llamarlo de alguna manera, le tenía sorpresas y angustias incontables que comenzaron cuando un inesperado y extraño acontecimiento cercenó la vida de Leopold a los veintiséis años. No encontró Juliska una explicación que sirviera de consuelo. Todo era oscuridad en su corazón herido. Había perdido inesperadamente la presencia física de su esposo y con él las ganas de seguir viviendo. La pequeña Alexa lloraba de hambre, pero ella no lo registraba. Había sufrido un shock emocional del que no se recuperaría en mucho tiempo.
Después de dos años de luto riguroso y llanto contínuo, un día la severa y autoritaria suegra le pidió que la acompañara a la ciudad a elegir telas para que las costureras comiencen a prepararles ropa de medio luto.
Cuando el carruaje se detuvo frente a la casa de modas, el frágil pié de Juliska tropieza y casi cae en la calle, pero estaban allí unos jóvenes que la sostuvieron ayudándale a salir del trance.
Después de varias horas, al retirarse del negocio, la suegra observó que seguían allí los tres jóvenes a quienes miró con desdén porque parecían pueblerinos ordinarios y curiosos.
Pasaron unos días de este acontecimiento, cuando un atardecer, junto con la noche llegó una serenata. Una serenata de amor...
"Cara Juliska, tú sei mia gioia"
"I tui occhi abbracciare il mio cuore"... etc...
El estupor primero, la ira después, produjo en el interior del palacio una conmoción general.
- Quienes son esos zaparrastrosos ?
- No lo se... como puedo saber?
- Dicen tu nombre. Te conocen quizá de antes de desposarte con mi hijo. Le habrás dado motivos!
- No madre ! Jamás tuve novio. Leopold fue mi primer y único amor, no comprendo...
El fastidio de la familia, los cuchicheos, la desconfianza, agravaron la salud y tristeza de Juliska.
Pasaron algunos días y nuevamente al pie de la colina, el trío italiano con la mandolina irrumpió en el silencio con nuevas melodías amorosas. Era el colmo de la desverguenza. Había que tomar medidas. La honra de la familia y la memoria del hijo estaba en el tapete. Esa noche los suegros deliberaron en privado.
El cielo se fue cargando de oscuros nubarrones. La noche presagiaba tormenta. Un antiguo reloj dejaba oir sus sobrias campanadas, mientras afuera la lluvia sublevada caía insesantemente empujada por el viennto que furioso castigaba los retoños que la primavera había hecho brotar. Los relámpagos zigzagueaban en el cielo iluminando de a ratos un paisaje fantasmal. La ronca voz de algún trueno anunciando un rayo, estremecía a los árboles alineados en el camino. Adentro, también la tormenta se instalaba en los corazones.
Pasaron varios días tensos y silenciosos.
Una tarde, a la hora del té, todos los integrantes de la familia fueron convocados para recibir a un visitante. Era un hombre de baja estatura. Vestía sensillo, como gente de pueblo o trovador errante. Tenía ojos claros y sonrisa amable. Se presentó como Vittorio, de veintiocho años, italiano, de paso por Austria y con domicilio en Nápoles.
Lo habían citado para que explicara su conducta. Con gran desenfado expuso que su serenata le había nacido del corazón enamorado desde el día en el que al sostenerla para que no cayera, vió sus ojos color violeta, enigmáticos y tristes. Dijo que en La Palata, poseía una plantación de olivares y que estaba interesado en Juliska con la esperanza de hacerla su esposa.
En la entrevista solo hablaron los suegros y el candidato que insolitamente llegaba a la triste vida de Juliska.
Los dueños de casa se pusieron de pie dando por terminada la reunión. El pedido de mano estaba realizado. Vittorio se retiró haciendo reverencia a los anfitriones.
Juliska que había permanecido en silenncio y con la mirada baja, se levantó conteniendo un sollozo y gritó:
- Prefiero morir ! No pueden obligarme... Yo amo a Leopold !
- Es por tu bien y el honor de la familia a la que ahora perteneces. Tu reputación está en boca de todo el pueblo. Hemos decidido que te cases con el italiano y te radiques lo más lejos posible de todas estas habladurías y conjeturas. Una vez desposada tu reputación quedará limpia. Te daremos la herencia de tu esposo que es mucha y la niña quedará con nosotros. Será educada como corresponde al linaje de su padre.
Todos se retiraron y Juliska más sola que nunca se dirigió a la capilla del palacio para conversar con un Diuos que parecía haberla olvidado. Tenía solo veinte años. Había perdido a su amor y su hijita era criada y educada por otras personas. Padres y suegros significaban la autoridad y había que obedecer.
El matrimonio de Juliska y Vittorio fue la unión de dos personas diametralmente opuestas. Se radicaron en el Ducado de La Palata en el reino de Nápoles, situada junto al mar Adriático con suaves laderas florecidas, olivares, nogales y verdes campiñas. Pero, nada de lo que Vittorio podía ofrecerle la hacía feliz. El nunca imaginó que una serenata sería interpretada ofensiva y maliciosa, poniendo en tela de juicio la honra de una mujer. Como buen italiano enamorado, intentó expresar con pasión y canciones su inmenso y juvenil amor, pero la elegida de su corazón no lo amaba y se dirigía a él con total indiferencia. Después de varios años, tuvieron una hija a la que llamaron Filomena.
Viajaron por casi todo el mundo sin que la relación mejorara. Vittorio era un bohemio inestable que derrochaba la fortuna de su esposa y tocaba la mandolina en sus largas horas de soledad emocional. Ambos fueron muy desdichados. Juliska veía convertirse en mujes a su Filomena cada vez más parecida al padre. Estatura pequeña de aspecto frágil y dulces ojos celestes. Cantaba como él con melodiosa voz y era su único consuelo en la contínua nostalgia que la trasladaba al pasado con Leopold y la angustia de no poder ver a su primogénita Alexa.
Joven aún, en uno de sus tantos viajes, lejos de su patria y sus raíces, una tarde de mayo, se dejó acariciar por el sueño final, cerrando aquellos ojos de color violeta que fueron el motivo de felicidad con Leopold y triste convivencia con Vittorio.
Cuantas veces la belleza puede jugar en contra, pensó más de una vez, apenándose por el marido impuesto al que no pudo amar y que sin mala intención, fue el culpable de su desgracia.
Le tocó vivir en una sociedad autoritaria y prejuiciosa donde la mujer no tenía derecho a elegir ni decidir.
La sociedad argentina la conoició como Amalia de Gentile, ya que al ingresar al país cambió su nombre convencida de que Juliska murió junto con Leopold. Vittorio, conocido como Tatón, vivió junto a su hija Filomena y ya no volvió a viajar. Se dedicó a cuidar la parcela donde dormía su gran amor- Juliska -
Bienvenidos a mi página para compartir la diversidad del Arte en sus múltiples manifestaciones.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Canción con todos
Datos personales
- Gilda
- Nació en Rosario donde cursa estudios universitarios en Letras. Radicada en la Capital Federal estudia con Raota fotografía y laboratorio; con Perla Cordini, escultura y cerámica; con B.Jesiot, R.Insaurralde,Marcos Borio, Miguel A. Bengochea,pintura. Realiza cursos de Arte con el crítico F.Fevré y figura en diversos Libros relacionados con las Artes Plásticas. Ha realizado 12 exposiciones individuales y obtenido premios y distinciones nacionales y extranjeras.En marzo 2012 aparecerá su nuevo libro " Transitando Recuerdos" ediciones Del Dragón.